lunes, 23 de febrero de 2009

Un/otro día de escurrir el bulto

Hoy en el trabajo es un día de escurrir el bulto: hay algo a lo que me he comprometido a hacer, pero que no puedo hacer porque el cuerpo, la cabeza más bien, no me da para hacer todo lo que tengo que hacer.

La gente quiere las cosas para mañana, y no tiene quién se las haga. Imponen que se hagan de determinadas maneras, pero después no quieren que los precios suban, o que los plazos se alargen o se incumplan. Se supone que hay otras personas o entidades que colaboran, pero sólo lo hacen si se lo das todo mascado.

Que pasa con las fundaciones de la universidad, eres tu quien tiene que adaptar el contrato, releerlo, ponerles en contacto con la otra parte, perseguir a la otra parte para que se mueva, firmar asumiendo toda la responsabilidad en el asunto y finalmente terminar por presionar diciendo que si la parte contraria no firma, no hay informe o resultados.

Mientras tanto, tu otro trabajo no espera, tus compañeros te dicen que porqué no lo haces en casa los fines de semana: algo impensable para el resto de los mortales de este país cuando tu les dices que eres funcionario y además profesor de universidad.

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